"Dejad que los muertos se vayan tranquilamente adonde deben ir. En cuanto a vuestros parientes y amigos, no os acerquéis a ellos, no los retengáis con vuestras tristezas, con vuestras penas y, sobre todo, no os esforcéis en comunicaros con ellos: les importunáis, e impedís su liberación. Rezad por ellos; enviadles vuestro amor, pensad que se liberan y se elevan progresivamente en la luz. Si les queréis verdaderamente, sabed que un día estaréis con ellos. Es la verdad. Cuántas veces os lo he dicho: donde esté vuestro amor, un día estaréis vosotros."